Ayer amanecí muerto.
Se sentía bien:
cierta ligereza
un sentimiento cercano a la euforia
aproximadamente lo que debe sentir un río
poco después de entrar al mar
¿Y acaso no es la vida un río
que nos conduce sin tregua hacia un final predecible?
me pregunté filosóficamente.
De todos modos
tenía ganas de tomarme un café.
Así que, muerto y todo
bajé a la cocina
puse agua en la cafetera
etc.
Conforme pasaban las horas
me di cuenta que estar muerto
no representaba ningún impedimento
para seguir llevando a cabo
mis viejas rutinas de toda la vida.
Todo era cuestión de adaptarse
a esa curiosa sensación de ligereza
a ese sentimiento como de flotar
a unos pocos centímetros del suelo.
Algo parecido a lo que debe sentir
un corredor de 100 metros,
segundos después de cruzar la meta
¿Y acaso no es la vida una corta carrera
sin más objeto en realidad
que cruzar un simbólico límite en medio de la nada?
Por lo visto
morir propiciaba
cierta tendencia a caer en especulaciones
filosóficas.
En fin
como veo que el poema se está alargando
haré un resumen de lo que hice mi primer día muerto:
fui a la tienda
compré una cerveza
regresé al departamento
y me senté a tomar frente al televisor
hasta que me dio sueño.
Luego me lavé los dientes
me metí a la cama
y me dormí.
Hoy amanecí con vida.
Otra vez.
Así que olviden lo que dije allá arriba
sobre el río
y sobre la carrera corta.
Además
¿Quién sabe qué es la vida?
Me recuerdas a un escrito por ahí,
al rato te lo cuento, pero sabés,como hay a diario gente que anda muerta, que ha perdido la capacidad de reacción, la capacidad de vivir...
bendiciones...
muchas cosas... no soi nadie
para decirlo solo tengo 16
años... pero cuando te desconectas
i pierdes tu rutina te sientes
libre con un pezo menos en tu espalda... eso es agradable
cuando ese dia llega a su fin...
te das cuenta q solo fue un
dia cualquiera solo q estabas
muerto... por asi decirlo...
muy buen escrito.. me has hecho reflexionar muxas cosas...